viernes, 6 de julio de 2012

Apocalipsis yesterday

¡El horror... el horror! Yo sabía que enfrentarme a una gran superficie comercial dedicada al hogar no sería cuestión fácil. Estaba concienciada, preparada, reforzada, nada podría con nosotras y con nuestra misión: hacernos con los artículos más absolutamente necesarios, ignorar lo que no nos hacía falta y todo esto, haciendo la mínima inversión posible. Nada fácil ahora que lo pienso.
Fueron más de cuatro horas de decisiones, dudas y persecuciones de lo bueno, bonito y barato. El resultado material, genial. Adquirimos lo suficiente para darle al hostal un toque elegante y fresco, contando además con todos los artículos que estoy aprovechando de mi propia casa, la mayoría de ellos en realidad.
El resultado personal fue sin embargo devastador. Los síntomas: dolor desde el tobillo hasta las ingles; descontrol del vehículo de pequeñas ruedecitas debido al cansancio; desmoralización parcial de las participantes; desorientación a la hora de encontrar artículos e indecisión al final de la jornada.
Lo positivo: sendas alegrías al encuentro de gangas.
Nunca lo hubiera conseguido sin su ayuda, su vara de mando y su gusto por la decoración. Patricia Carmona, ayer me salvaste la vida y me ayudaste a avanzar el proyecto de una manera impresionante. No sólo fue mi guía espiritual en ese infierno comercial  sino que a lo largo de la mañana estuvo acarreando muebles y sudando la gota gorda conmigo, mano a mano. Dos buenas chatarreras parecíamos las dos con el carro llenito de enseres. Menos mal que nunca se nos cayeron los anillos, más que nada por que jamás los llevamos puestos. Lo único que se nos cae a nosotras es el esmalte de uñas y eso, con una capa más, se arregla.
Esto marcha señores. Qué alegría empezar a verle ya la forma y el color en la realidad y ya no sólo en la pantalla del ordenador.
¡Esto no ha hecho más que empezar!

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